Los proyectos de construcción son indispensables para el desarrollo moderno, equilibrado y sustentable de cualquier país; estos generan infraestructura física que cada vez es más compleja y costosa.
Es generalmente aceptado que las etapas del ciclo de vida de un proyecto son: Planeación, Diseño, Ejecución, Operación y Desmantelamiento (o reúso final). Todas las etapas deben administrarse adecuadamente, lo que principalmente significa que constantemente se debe recabar o generar información valiosa, y en consecuencia tomar decisiones y dar soluciones efectivas a los problemas que se presenten a lo largo de este ciclo de vida.
Muy importante en el manejo de proyectos de construcción es la ejecución, sin dejar de considerarla contextualmente, pues sería un grave error analizarla sin considerar las etapas previas que la sustentan y las etapas posteriores que son altamente impactadas por las tres primeras etapas. Precisamente la falta de una visión integral de los proyectos suele ser un problema importante en su administración.
La ejecución de los proyectos de construcción, aún los pequeños y medianos, involucra gran número de operaciones, para transformar muchos y variados recursos mediante el trabajo conjunto de varias organizaciones; de aquí que los proyectos de construcción sean complejos de administrar. Esto se agrava debido a que poseen características que los hacen muy especiales tales como su naturaleza única y alto grado de incertidumbre; su multi elementalidad (constituidos por una gran cantidad de elementos); su extrema fragmentación (gran cantidad de personas y organizaciones que intervienen); una adjudicación altamente competitiva; y los retos siempre crecientes a que se enfrenta la industria de la construcción como el aumento constante de normas y restricciones, la aparición de nuevos avances en materiales y equipo, presupuestos con muy poco margen de utilidad, exigencias por reducir las duraciones, costos inestables en el tiempo, escasez de mano de obra calificada, etc. Son estas características sin duda las que exigen tener una visión integral y una gestión sistémica de los proyectos de construcción.
Los beneficios resultantes del manejo integral de un proyecto de construcción radican en:
La Supervisión y vigilancia de la obra en contexto.
Adecuados procedimientos y métodos de construcción.
Control de los avances de la obra, re direccionamiento al proyecto original, negociación de tiempo y costos adicionales.
Manejo óptimo de recursos humanos y recursos económicos.
Detección de errores, desviaciones y soluciones perentorias.Evaluación, continuidad en las acciones, propuestas de planes posteriores y acciones correctivas a futuro.